Cierto es que los niños no nacen solidarios. Por el contrario, la solidaridad se debe enseñar, a través de muchas formas y en las distintas situaciones del día a día. Con algo que sí podemos contar, es con la idea de que un niño solidario, es un niño más feliz.
Cómo todos los valores nobles, la solidaridad se aprende. Y como todos los valores, cuanto antes se despierte, más se desarrolla.
¿Qué es la solidaridad? La solidaridad se basa en el respeto y la empatía que nos lleva a comprender que el otro necesita de nuestra colaboración o apoyo.
Por lo tanto, uno de los mejores lugares donde nuestros hijos se les puede enseñar, entender y explicar de solidaridad, es el hogar y en el colegio.
Cómo aprenden nuestros hijos de estos valores que son tan necesarios, en un mundo que avanza donde la tecnología nos consume. Primero y con el más importante de todos, con nuestro ejemplo, nosotros sus padres, somos el principal y mas importante ejemplo. Más vale una actuación solidaria que las palabras. Mostrando cómo somos solidarios con la familia y amigos, y sobre todo con los vecinos y gente ajena, les servirá como principio de comportamiento.
Enseñemos y alentemos a nuestros hijos, que las personas tienen que apoyarse y trabajar en equipo. Que ellos entiendan que el éxito en soledad, es triste y no tienes con quién celebrar, y por otro lado incluso las penas y tristezas en compañía pasan más rápido.
La solidaridad y compañerismo, en palabras simples es ayudar al otro sin esperar nada a cambio e incluso sin necesidad de conocer a las personas.
Victoria Carrasco
Apoderada de 2º y 4º básico